Nos reunimos en pequeñas comunidades para vivir la comunión fraterna con Dios y ayudarnos a crecer en la propia vocación y misión. La formación, que se vive y se acompaña en cada comunidad, tiene como fin la integración progresiva al grupo particular, a la Comunidad Nacional, a la Comunidad Mundial.
Llamados a “sentir con la Iglesia”. La espiritualidad ignaciana nos invita a sentir con Cristo para “más amarle y seguirle”. Los Ejercicios Espirituales son fundamentales y constitutivos para sus miembros y la comunidad CVX. Son también esenciales la oración, la vida sacramental, el acompañamiento, la revisión de vida, el examen o la pausa diaria.
La vocación CVX implica estar en misión. Esto significa que toda nuestra vida, nuestras actividades y nuestros espacios se nutren del envío de Cristo. Para compartir la responsabilidad en la misión, se requiere discernir juntos, enviar y ser enviados, apoyarse mutuamente, y finalmente, evaluar el servicio prestado.